Flujos de baja concentración asociados con lluvias de intensidad extraordinaria en el flanco sur del volcán Pico de Orizaba (Citlaltépetl), México

Sergio R. Rodríguez, Ignacio Mora-González

Resumen


Durante los días 2, 3 y
4 de junio de 2003, lluvias de gran intensidad en el flanco sur del
volcán Pico de Orizaba, produjeron una serie de flujos de agua y
sedimentos que descendieron el 5 de junio por varios cauces que se
originan en zonas relativamente altas del Pico de Orizaba. El flujo
de mayor magnitud se concentró en uno de los cauces que nace a una
altura de 4,200 m s.n.m, el cual, a medida que desciende, recibe los
nombres de barranca Infiernillo, barranca del Muerto y al llegar a
la parte baja, río Chiquito. Los daños provocados por el flujo de
agua y detritos fueron cuantiosos, especialmente en las zonas bajas,
en donde causó inundaciones en ciudades como Nogales y Mendoza. Sin
embargo, la mayor afectación estuvo relacionada con la ruptura de un
poliducto de hidrocarburos, cuyas consecuencias fueron
catastróficas, especialmente en la población de Balastrera, en donde
hubo pérdida de vidas humanas y varias personas resultaron
seriamente lesionadas como resultado de la expansión del gas y su
posterior ignición. Los materiales que aportaron la mayor parte de
los sedimentos mezclados con el agua, se derivaron de depósitos
piroclásticos y epiclásticos ubicados en las zonas altas e
intermedias de los flancos de los volcanes Pico de Orizaba y Sierra
Negra. Estos depósitos constituyen una fuente potencial muy
importante para la generación de flujos de detritos de naturaleza
similar o incluso mayores al que ocurrió el 5 de junio. Las
características granulométricas de los depósitos dejados por el
flujo varían en la medida en que se desciende topográficamente. Las
fracciones más gruesas (> 0 phi) se encuentran en alturas
comprendidas entre los 2,400 y 3,000 m s.n.m. Las fracciones finas
(< 0 φ) se separaron y llegaron al valle en forma de flujos de
baja concentración, los cuales depositaron sedimentos no cohesivos
en las planicies de inundación ocupadas por zonas urbanas. Se estima
que un total de 500,000 personas habitan en el corredor urbano
Orizaba-Nogales-Ciudad Mendoza. Además, es atravesado por una
compleja infraestructura como ductos de conducción de hidrocarburos,
líneas de alta tensión y vías de comunicación. Los estudios
preventivos y obras de mitigación para eventos como el ocurrido el 5
de junio, ayudarán, sin duda alguna, a salvaguardar la seguridad de
la población, así como de los bienes materiales de esta
región.


Palabras clave


Flujos de baja concentración; volcán Pico de Orizaba; Citlatépetl

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